El Carnaval aragonés es muy variopinto, cargado de historia, pero también de celebraciones perdidas llenas de figuras alegóricas, sobre todo en el Alto Aragón. Figuras que se perdieron, pero también numerosos rituales conservados y mantenidos, incluso muchos recuperados a lo largo de la geografía aragonesa.
Sin duda, las celebraciones carnavalescas más llamativas tienen lugar en algunos municipios altoaragoneses, donde la fiesta se conserva en un estado de gran pureza con figuras que nos transportan a tiempos míticos. Carnavales que incluso se mantuvieron en el periodo de la Dictadura.
Generalmente, el rito del "espíritu de la abundancia" es simbolizado en un animal, en un hombre o en un muñeco, que normalmente terminan con su sacrificio. El Carnaval supone la encarnación del alma, la resurrección de la vida. Esto se representa en una tragicomedia popular donde se proclamará un "rey", el muñeco de Carnaval, que recibirá diferentes nombres, como Cornelio, Peirot, Pedrón, Pierrot, El Prim, Muyén... Será paseado en burro por las calles de los pueblos, sirviendo como excusa para recolectar distintas viandas por parte de los mozos. Después será elevado al balcón municipal para presidir la fiesta, pero acabará condenado por el pueblo, siendo quemado, apedreado u ahorcado.
ZARAGOZA:
CARNAVAL DE CINCO VILLAS:
En las Cinco Villas encontramos personajes populares del carnaval en diversas localidades como el Amortajau de Navardún, el Esquilón de Biel, Longás y Luesia, el Allaga y el Cuernazos de Pintano, el Ensabanau de Rivas, el Hombre del Higuico de Luesia y Pintano; el Cobertor de Uncastillo, el Madamas, de Longás y Pintano, y el Mascaretas un personaje común a muchos municipios de la zona.
CARNAVAL DE TAUSTE:
Los carnavales de Tauste se celebran el fin de semana anterior al Miércoles de Ceniza. En Tauste se recupera en la década de los ochenta, esta tradición crea cada vez más auge entre los habitantes del pueblo.
En el balcón del ayuntamiento se da un pregón por los reyes del carnaval, que dan comienzo a esta fiesta, luego se recorren las calles acompañados de la charanga, bailando y cantando. Por las tardes se hacen espectáculos para los más pequeños y en un pabellón se elige por un jurado y dos representantes de los reyes a los ganadores del concurso.
El domingo también hay espectáculos y pasacalles, luego por la noche en el balcón del ayuntamiento se elige a los nuevos reyes del carnaval y se quema el pelele despidiendo a los antiguos reyes y se reparte longaniza en la plaza del ayuntamiento para todos los asistentes que quieran acudir.
CARNAVAL DE LUCO DE JILOCA
Los carnavales de Luco de Jiloca fueron recuperados en el año 2003 por la Asociación Cultural Zarragones.
Por lo que respecta al carnaval de Luco de Jiloca, en sus momentos de mayor auge, además de existir muchos disfraces individuales y alguna parodia grotesca que montaban los grupos de amigos, éste se caracterizaba e identificaba con tres grupos de personajes que contaban con una participación masiva de los vecinos del pueblo y que lo hacían diferente a los demás.
Estos tres grupos de personajes grotescos que son los que nos impulsaron a intentar recuperar el carnaval manteniendo en todo momento la tradición y pureza de los mismos, son:
- Los zarragones, personajes más importantes ya que, incluso, con este mismo nombre se identificaba en él a la propia fiesta del carnaval. Personajes grotescos y alegres cuyo significado simbólico en realidad se desconoce, por tratarse de una tradición que se pierde en el tiempo y que se mantenía viva pasando de generación en generación y, por lo tanto, no existe ningún dato escrito acerca de los mismos. Su indumentaria tradicional consiste en cubrirse todo el cuerpo con telas de saco, exagerando incluso las formas mediante rellenos de paja. Por encima se colocan una chaqueta vieja y, entre la tela de saco y la chaqueta, mediante un relleno de paja o bien con un cojín, forman una gran chepa que deforma aún más su figura. Por último, se tapan la cara con una careta grotesca y se cubren la cabeza con algún tipo de gorro. Como complemento, van provistos de una tranca (palo largo acabado en varias puntas) en cuyo extremo se colocaba una piel de conejo untada con grasa de carro.
- Los diablos Personajes totalmente antagónicos a los zarragones, puesto que son tristes e incluso siniestros. Sus ropajes, de alguna forma, similares a los eclesiásticos y el continuo uso de las grandes tijeras que portaban representando los recortes de libertades que se avecinaban. Su indumentaria consiste en colocarse unas sayas negras viejas en su parte inferior y, en la superior, a forma de camisa o blusón, unas enaguas blancas. Se pintaban la cara totalmente de negro mediante tizones o de los restos que quedaban en la parte inferior de las sartenes y se cubrían la cabeza con una boina o gorro.
- Las madamas son la versión femenina de los carnavales de Luco de Jiloca. Su participación era únicamente con el fin de divertirse y participar en la fiesta, pues aunque disfrazadas y con la cara cubierta de alguna manera, las mujeres querían reivindicar sus derechos para olvidarse por unos días de los problemas que les ocasionaba la sociedad, totalmente machista, que existía en la antigüedad.
CARNAVAL DE VILLAFRANCA DE CAMPO
Los carnavales de Villafranca del Campo tuvieron su mayor brillantez durante el S. XIX y primer tercio del XX, languideciendo por la prohibición y persecución que se les hizo a raíz de la confrontación fratricida del 36. Aun no siendo autorizados, no lograron evitarlos en su totalidad, manteniéndose durante este periodo, si no en su intensa exteriorización popular, sí en muchas de sus costumbres hogareñas de sentimiento festivo y gastronómico.
Tienen una duración de cuatro días, de sábado a martes de Carnaval, con amplio eco comarcal, no existiendo personajes específicos propios del lugar, si en cambio originalidad y espontaneidad en los disfraces que se elaboran.
En estos días es característico el amasar y freír hojuelas, las meriendas en pandilla, las visitas de los menores a los familiares a pedir "un palmo" de longaniza seca, la medición de su propia mano. Se culminan el último día, martes cuando se sale en carnaval por las calles de la localidad pintando con azulete la cara a todo aquel que no participa en la fiesta con disfraz.
CARNVAL DE TORRELACARCEL
El carnaval tradicional de Torrelacárcel, perdido hace más de 30 años, se recuperó en el año 2008 por parte de la Asociación Cultural Azud, volviéndose a utilizar los característicos disfraces de mascarones y de viejas. Duraba tres días, del domingo al martes de carnaval, y en todos ellos se salía disfrazado, bien de forma individual o por cuadrillas.
El carnaval de antaño era más grande y más festivo, había más personal en el pueblo y todos se disfrazaban, habiendo muchos tipos de disfraces, desde los más elegantes a los más sencillos, siempre variables cada año (excepto los mascarones y viejas, que siempre constaban), cada uno se ponía lo que quería dándose el caso de los hombres vestirse de mujeres y las mujeres y hombres, se salía con burros, caballerías, había incluso cabezudos.
HUESCA:
CARNAVAL DE BIELSA
El ancestral rito pirenaico dice que si el oso sale de la cueva y encuentra luna llena vuelve a su madriguera invernal y retrasa la entrada de la primavera cuarenta días más. Si es noche cerrada, el plantigrado, animal tótem del Pirineo y símbolo de la fuerza natural que vuelve a la vida, adelanta el ciclo vital que marca el destino de la sociedad rural.
Por eso en Bielsa trangas y osos llevan la cara pintada de negro, para convencer al todopoderoso mamífero de que se han acabado los rigores del invierno. A pesar de que hace prácticamente un siglo que fue cazado el último oso del valle de Pineta, su figura todavía predomina en las creencias populares.
El fin de semana anterior al miércoles de ceniza, Bielsa celebra el Carnaval más auténtico de cuantos proliferan en el Pirineo. Sus orígenes se remontan a periodos precristianos y se fundamentan en el mito de la vuelta a la vida. El ciclo vegetal comienza con la entrada de la primavera y el carnaval no es sino la ceremonia que trata de adelantarlo. Es el dominio del hombre sobre la naturaleza. Se reclaman las fuerzas beneficiosas y se lucha contra los designios telúricos del desconocido más allá.
Durante dos días, cualquier exceso está permitido. Es la inversión espacio temporal y se impone el cambio de roles. Las trangas, personajes míticos mitad humanos y mitad animales son símbolos de la virilidad y la fertilidad. Su cornamenta de buco, el continuo sonar de sus cencerros y su actitud obscena y violenta aterroriza a pequeños y grandes.
Sin embargo, todos los niños de Bielsa sueñan algún día con ser ellos las trangas del carnaval. Todo el Sobrarbe se reúne en Bielsa para asistir a la aniquilación de Cornelio Zorrilla, el "carnaval" de Bielsa, culpable de todos los males que acechan al pueblo y vehículo de la catarsis colectiva. El muñeco comienza la fiesta colgado de la plaza del Ayuntamiento y termina ardiendo después de múltiples vejaciones.
Otro personaje importante es el onso. Figura animal que va fuertemente amarrada por una cadena de hierro por los domadores, que se encargan de arrastrarlo por todo el pueblo y golpearlo en su encorvada espalda. El oso, animal típico del Pirineo, sale de su letargo invernal, representado por uno de los mozos que se envuelve en un enorme saco relleno de hierba seca.
Frente a estos disfraces masculinos, encontramos las madamas que lucen espectaculares vestidos claros, adornados con multitud de cintas multicolores, elegantemente peinadas, maquilladas y enjoyadas, simbolizando la pureza. Son recogidas en sus casas por las trangas que las conducen hasta la plaza donde inician el baile. El espectáculo se completa con otra serie de personajes típicos: el Amontato, muñeco grotesco de cartón que simboliza a una anciana sobre cuyas espaldas cabalga un hombre, el Caballé, una especie de caballo que un mozo luce en su cintura; la Garreta, disfraz confeccionado a base de pañuelos de colores; y la Hiedra, que luce un vestido enteramente forrado de hojas de esta planta.
CARNAVAL DE TORLA
Torla, en el alto valle del Ara y puerta del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, ha mantenido también su Carnaval tradicional. Incluso, trabajando con los más ancianos de la zona, ha rescatado recientemente uno de sus elementos principales: el juicio a Carnabal.
Quizás el rasgo más peculiar de este Carnaval, el que lo diferencia de los demás, es el hecho de que las faltas y culpas de los vecinos se representan en un ser vivo, una persona de carne y hueso, frente a los muñecos de Chistau, Bielsa o Nerín. Este hecho conlleva que el juicio y muerte de Carnabal, pues así se llama el personaje, cobre mayor emoción e inquietud.
Días antes llegan los rumores de que se ha visto a Carnabal en lugares próximos a la población, normalmente en los montes de Ordesa. Finalmente será apresado y capturado por el tenedor, personaje encargado de vigilarlo y llevarlo atado con una cuerda.
Carnabal es representado por uno de los mozos del pueblo, que se viste con sacos y pieles que le cubren espalda y cabeza; sobre ésta se colocan dos pares de cuernos de diferente tamaño. Cuando llega a Torla, le está esperando un numeroso grupo de personas, todas ellas ocultas tras un disfraz, para recitarle un romance que narra cómo va a ser juzgado y muerto para pagar sus culpas.
Quizás el rasgo más peculiar de este Carnaval, el que lo diferencia de los demás, es el hecho de que las faltas y culpas de los vecinos se representan en un ser vivo, una persona de carne y hueso, frente a los muñecos de Chistau, Bielsa o Nerín. Este hecho conlleva que el juicio y muerte de Carnabal, pues así se llama el personaje, cobre mayor emoción e inquietud.
Días antes llegan los rumores de que se ha visto a Carnabal en lugares próximos a la población, normalmente en los montes de Ordesa. Finalmente será apresado y capturado por el tenedor, personaje encargado de vigilarlo y llevarlo atado con una cuerda.
Carnabal es representado por uno de los mozos del pueblo, que se viste con sacos y pieles que le cubren espalda y cabeza; sobre ésta se colocan dos pares de cuernos de diferente tamaño. Cuando llega a Torla, le está esperando un numeroso grupo de personas, todas ellas ocultas tras un disfraz, para recitarle un romance que narra cómo va a ser juzgado y muerto para pagar sus culpas.
El tenedor paseará a Carnabal por las calles del pueblo. El personaje asusta a los niños e intenta escapar continuamente. Después de "bien farto y con buenos tragos de más", se procede a hacerle un juicio popular, acusándole de todas las desgracias acaecidas durante el pasado año.
Después de numerosas acusaciones, un tribunal compuesto por un juez y el clero que se denomina "de la Santa Inquisición" lo condena a muerte, dándole una última voluntad que, generalmente, suele ser besar a una moza.
A continuación, se le relatan una serie de dichos, acotándole todos los lugares por donde se puede escapar y, acto seguido, se encañona a Carnabal y se procede a su muerte ficticia para dar paso al baile y a la fiesta.
CARNVAL DE VALLE DE GISTAIN
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